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Además de las numerosas paredes pintadas, la capital mundial del cómic se ha enriquecido con estatuas: el famoso Lucien, de Franck Margerin, se exhibe desde 2015 en el techo de la estación de Angoulême.

Un obelisco de 4,5 metros de altura y no lejos de las 7 toneladas, homenaje a René Goscinny, se asienta desde 2017 sobre la explanada de la estación. La bestia polar, la estatua de Blake y Mortimer y la de Spirou dan la bienvenida a los viajeros desde el vestíbulo de la estación. La obra del artista chino Tchang Tchong-Jen, en el corazón de la ciudad, es un busto de bronce, un homenaje a su amigo Hergé y en la pasarela "Hugo Pratt", que cruza el Charente, se alza orgulloso hacia el 'Océano, Corto Maltés, esculpido por Livio y Luc Benedetti.

Depende de ti encontrarlas... ¡la búsqueda de las tomas más bellas está abierta!

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